Muchos pensarían que la iglesia no necesita hacer un plan o un proyecto de trabajo, algunos dirán que, “para decir misa o dar catecismo” no se necesita un plan, o que, en todo caso, ya está señalado en la biblia o en los documentos eclesiásticos lo que tenemos que hacer. Lo cierto es que muchas personas desconocen todas las actividades que realiza la iglesia y que es necesario establecer continuamente programas para llevarlas a cabo.
La Diócesis de Tampico ya tiene muchos años trabajando con un plan de pastoral. Este proceso le ha ayudado a realizar su tarea de evangelización con una mejor organización y un sentido de comunión en todas sus parroquias. Sabemos que un plan tiene que establecer objetivos claros, metas muy concretas y proyectar actividades para tener la seguridad de que se está avanzando en la misión que se tiene que realizar.
Estamos en un mundo con cambios profundos y acelerados en todos los campos de la vida. Las personas de hoy y sus circunstancias son muy diferentes a las de cualquier otra época de la humanidad, hay situaciones nuevas y problemas muy distintos que enfrentar, y aunque el evangelio es el mismo para todos los tiempos, tiene que ir adecuándose al contexto histórico de las personas, por eso es tan importante realizar un plan de pastoral que nos ayuda a conocer la realidad concreta que bien las personas y plantear las estrategias adecuadas para este momento.
Después de tres años de encuentros, diálogos y un discernimiento espiritual, estamos concluyendo nuestro II Plan Diocesano de Pastoral, que nos impulsará a trabajar juntos y organizadamente en el anuncio del evangelio. En este camino de elaboración del plan han surgido importantes prioridades que nos ayudarán a enfocar mejor nuestros objetivos: familia, jóvenes, vocaciones sacerdotales, formación cristiana, una más amplia comunicación, una mejor atención a la religiosidad popular, todo con un espíritu de comunión cristiana. Estos son los principales retos que hemos descubierto y que serán nuestras principales tareas para los próximos cinco años.
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