Por medio de este título el 1 de junio se dio a conocer la Constitución Apostólica con la cual el Sucesor de Pedro el Papa Francisco reforma el libro sexto del Código de Derecho Canónico, el cual contiene todos los cánones con los que se regulan las sanciones en nuestra Iglesia.
El mismo documento indica que entrará en vigor a partir del 8 de diciembre de este año, por lo tanto se da un tiempo considerable conocido en el ámbito legislativo como “Vacatio legis”, el cual tiene como fin, que todo el Pueblo de Dios tenga tiempo para conocer esta nueva legislación antes de su entrada en vigor.
Este era un cambio ya esperado desde hace más de una década. Fue el Papa Benedicto XVI quien había sembrado la inquietud por reformar el contenido de este importante libro del Código de Derecho Canónico ya que desde el año 2009 había encargado a un grupo de especialistas revisaran éste. En total con esta reforma se modificaron 63 cánones, 9 fueron cambiados de lugar y 17 conservaron su lugar original, constando un total de 89 cánones.
Pero ¿Cuál fue la finalidad de estos cambios?
Que las leyes penales universales sean más adecuadas para la tutela del bien común y de cada individuo.
Que la ley sea más congruente en orden de la justicia,
y se haga cumplir de una manera más eficaz respondiendo a las exigencias del contexto en el que actualmente caminamos como Iglesia peregrina.
De entre todos los cambios realizados a este libro VI, uno de los que más resalta la atención por haberse convertido en una exigencia de la realidad actual, es la que se refiere a la tutela de los menores y personas vulnerables que han sufrido un atentado contra su vida, dignidad y libertad habiendo sido víctimas de algún tipo de abuso, por ejemplo; de tipo sexual o de autoridad. La novedad en este aspecto es que ahora en este tipo de delitos ya no solamente se sanciona a los clérigos, sino también a los religiosos no clérigos y a los laicos que ocupen determinadas funciones en el ámbito eclesial.
Esta reforma al Código de Derecho Canónico, es una gran oportunidad para que todos los miembros de la Iglesia nos interesemos por conocer más sobre el tema de forma general y por esta parte en específico ya que nos ayudaría a conocer más nuestros derechos y obligaciones y saber que estamos también llamados a evitar el rompimiento de las leyes mediante la comisión de delitos en nuestra sociedad eclesial, está claro que la responsabilidad para que estas leyes sean conocidas recae sobre los pastores pero también es bueno reconocer que es una responsabilidad compartida, ya que todos los demás fieles deben sentirse llamados a conocerlas y cumplirlas.
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