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Foto del escritorJesús Priciliano Jiménez Tapia

Candidatos al Diaconado Permanente reciben la bendición de sus albas en la Catedral de Tampico.

Actualizado: 11 ago


Este domingo, la Catedral de Tampico fue el escenario de una Misa Solemne de bendición de albas, donde 11 candidatos al Diaconado Permanente, quienes actualmente ejercen su ministerio de lector en sus respectivas parroquias, presentaron sus albas para ser bendecidas por el Obispo de Tampico, Monseñor José Armando Álvarez Cano.



En su homilía, Monseñor Álvarez Cano destacó la importancia y significado de esta celebración para la comunidad diocesana. "Esta es una celebración muy especial, no solamente por ser un domingo, sino por la presencia de los hermanos sacerdotes, los candidatos al diaconado permanente con sus familias, y la comunidad que nos reunimos cada semana", expresó el obispo. "Nuestros hermanos, que se han estado preparando en el camino del diaconado permanente, recibirán e impondrán el alba, su sotana, como un pequeño paso en este camino para servir a la Iglesia como diáconos".



El obispo también reflexionó sobre la relevancia de la vestimenta litúrgica en el ministerio diaconal, relacionando este momento con la festividad reciente de San Lorenzo, diácono y mártir. "Con motivo de esta fiesta nos reunimos hoy para dar este paso tan significativo. Ellos tendrán ya su vestimenta para ir sirviendo e incorporándose al servicio del altar, al servicio de la caridad de los pobres y de nuestros hermanos".



Durante su sermón, Monseñor Álvarez Cano profundizó sobre el Evangelio del día, recordando la importancia de la Eucaristía en la vida cristiana. "El gran milagro que representa la Eucaristía es Jesús, en un signo tan humilde que se hace presente en un pequeño trozo de pan. ¿Quién va a imaginar que Dios está en toda su grandeza, en toda su omnipotencia, en ese trozo de pan? Para eso se requiere siempre la fe y el dejarnos sorprender siempre por Dios".


El obispo también enfatizó la necesidad de valorar la Eucaristía y de mantener una actitud de reverencia y gratitud. "Qué hermoso cuando veo a las personas que se acercan a la comunión con aquella reverencia, y después de comulgar regresan a su lugar a darle gracias a Dios y a entrar en un momentito de contemplación", comentó.



Al finalizar, Monseñor Álvarez Cano hizo un llamado a la comunidad para que continúe profundizando en el misterio de la Eucaristía y valorando el gran regalo de la presencia de Dios en sus vidas diarias. "Pidamos al Señor siempre el gran regalo de su presencia, de su amor, y que se comparta en nuestra vida diaria", concluyó.



 

Escucha la homilía completa aquí



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