Consagración del altar en la Parroquia Santa Cruz: Un encuentro con el banquete celestial
- Jesús Magdiel
- 31 mar
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 1 abr

Ciudad Madero, Tamp.– En una emotiva celebración, la comunidad parroquial de Santa Cruz vivió un momento trascendental con la consagración de su altar, un signo visible de la presencia de Dios entre su pueblo. La solemne Eucaristía fue presidida por Monseñor Óscar Efraín Tamez Villarreal, administrador apostólico de la Diócesis de Tampico, y concelebrada por el párroco Ángel Santiago Vargas Uribe, junto con los sacerdotes Carlos Moreno Marrón, LC y Benjamín Alvizo.
La ceremonia, que dio inicio a las 7:00 p.m. , estuvo marcada por un profundo sentido de fe y comunión. En su mensaje Monseñor Tamez Villarreal recordó a los fieles que el altar es el centro de la vida litúrgica y los invitó a experimentar la alegría del banquete celestial donde Cristo mismo se hace presente en cada celebración eucarística , inmerso en el mensaje del cuarto Domingo de Cuaresma exhortó nunca olvidar regresar a la casa de Nuestro Padre , en dónde abunda el alimento espiritual.
Por su parte, el padre Ángel Santiago Vargas Uribe dirigió unas palabras llenas de gratitud y emoción, recordando a quienes, con su esfuerzo y generosidad, hicieron posible la erección del templo. Su mensaje resonó en los corazones de los asistentes, quienes se unieron en oración y acción de gracias.
Como parte de la celebración, la comunidad pudo disfrutar de un video conmemorativo que evocó los momentos más significativos en la historia de la parroquia, resaltando el espíritu de unidad, esperanza y entrega que la caracteriza.
Este acontecimiento litúrgico no solo marcó un hito en la vida de la parroquia, sino que también fortaleció el compromiso de los fieles de seguir construyendo una comunidad viva y enraizada en la fe.
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¿QUE ES LA DEDICACIÓN DE UN ALTAR?
La dedicación de un altar es una de las celebraciones más solemnes dentro de la liturgia de la Iglesia. Este rito, cargado de simbolismo y espiritualidad, marca el momento en que un altar es consagrado exclusivamente para el culto divino.
El altar es el lugar central de la acción litúrgica, donde se actualiza el sacrificio de Cristo y se celebra el misterio de la Eucaristía. Por ello, su dedicación es un evento de gran importancia para la comunidad de fieles, quienes participan con gozo y devoción en este acto sagrado.
Rito de la Dedicación
La celebración de la dedicación de un altar sigue un rito específico, que consta de varias partes significativas:
1. Rito de la aspersión:
Antes de iniciar la dedicación, el altar y el pueblo son aspergidos con agua bendita, como signo de purificación y renovación bautismal.
2. Oración de dedicación:
El obispo, en nombre de la Iglesia, eleva una oración solemne, consagrando el altar para el culto divino y pidiendo la bendición de Dios sobre la comunidad que en él celebrará los misterios sagrados.
3. Unción del altar:
Con el santo crisma, el obispo unge el altar en varios puntos, signo de que ha sido consagrado para el Señor. Esta unción recuerda la presencia del Espíritu Santo y la configuración del altar con Cristo, el Ungido por excelencia.
4. Incensación del altar:
El incienso, símbolo de la oración que se eleva a Dios, es colocado sobre el altar y quemado, significando la presencia divina y la santidad del lugar.
5. Cubierta e iluminación del altar:
Una vez consagrado, el altar es revestido con un mantel blanco y adornado con velas encendidas, signos de la dignidad y la luz de Cristo, presente en la celebración eucarística.
Significado Teológico
El altar representa a Cristo mismo, piedra angular de la Iglesia y sacerdote eterno. En él, se ofrece el sacrificio de la Nueva Alianza, y por ello, es un signo visible de la presencia de Dios entre su pueblo.
Cada Eucaristía celebrada en un altar dedicado recuerda a los fieles que es allí donde el cielo y la tierra se unen, donde Cristo mismo se hace presente en su Cuerpo y Sangre, alimento de vida eterna.
La dedicación de un altar es, por tanto, un momento de gracia y renovación para la comunidad, que es llamada a vivir con mayor intensidad su fe y compromiso cristiano.
“Este es el altar del sacrificio, donde se hace presente el misterio pascual de Cristo; aquí, el pueblo de Dios se alimenta con el Pan de Vida y se fortalece en la fe”.