La tradición y el significado del Jubileo
El Jubileo tiene raíces profundas en la tradición bíblica y la historia de la Iglesia. En el Antiguo Testamento, la palabra Jubileo proviene del término hebreo Jobel (cuerno de carnero), cuyo sonido anunciaba un año santo cada 50 años. Este tiempo especial marcaba un reinicio en las relaciones sociales y económicas a través del perdón de deudas, la liberación de esclavos y el descanso de la tierra (cf. Lv 25,8-13). En el Nuevo Testamento, Jesús proclamó este tiempo como “el año de gracia del Señor” (Lc 4,18-19), reafirmando su misión de liberación y restauración. El primer Jubileo cristiano fue convocado en el año 1300 por el Papa Bonifacio VIII y se denominó también Año Santo, destacando un periodo en el que la santidad de Dios transforma a los fieles y a la comunidad eclesial.
Rumbo al Jubileo “Peregrinos
de la Esperanza 2025”
El próximo Jubileo, titulado “Peregrinos de la Esperanza”, comenzará el 25 de diciembre de 2024 con la solemne apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, presidida por el Papa Francisco. Este evento marcará el inicio de un tiempo especial para los fieles, caracterizado por signos espirituales como la peregrinación, la reconciliación, la oración, la liturgia, la profesión de fe y la indulgencia plenaria.
En un contexto mundial afectado por la incertidumbre, los conflictos y los retos sociales, este Año Santo invita a renovar la relación con Dios, con los demás y con la creación, presentándose como un faro de esperanza en tiempos difíciles. El Jubileo de 2025 destaca valores esenciales como la paz, la justicia social y la solidaridad. En este espíritu, el Papa Francisco ha propuesto acciones concretas, como la amnistía para presos, la condonación de deudas internacionales, la creación de un fondo global contra el hambre y el fomento de la natalidad en matrimonios jóvenes. Estas iniciativas reflejan la dimensión social del Jubileo, animando a la Iglesia y al mundo a construir un futuro más humano y solidario.
Vivir el Jubileo como peregrinos
de esperanza
El Jubileo nos invita a emprender un camino de conversión personal y comunitaria. La peregrinación, signo central del Año Santo, no solo implica un viaje físico a lugares sagrados, sino también un recorrido espiritual hacia una vida plena en Cristo. La reconciliación, a través del sacramento de la confesión, nos llama a sanar heridas personales y colectivas, mientras que la oración y la liturgia nos conectan profundamente con Dios y con la comunidad eclesial. En un mundo marcado por la desigualdad y la fragmentación, este Jubileo nos desafía a ser agentes de esperanza y transformación. Participar activamente en las celebraciones y acciones del Año Santo, nos permite renovar nuestra fe y comprometernos al servicio de los demás, especialmente de los más vulnerables.
Que este Jubileo sea un recordatorio de nuestra misión como peregrinos de esperanza, llamados a construir un futuro donde la justicia, la paz y el amor de Dios prevalezcan.
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