La Biblia católica nos dice en el Gn 1. 6. Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…”. La solemnidad de esta fórmula nos indica que se trata de la obra más importante de Dios. Dice, Juan Pablo II en la Catequesis 2, párrafo 3, de las catequesis sobre Teología del Cuerpo, que: “el creador parece detenerse antes de llamarlo a la existencia, como si volviera a entrar en sí mismo para tomar una decisión: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”.
Entonces, la creación del hombre difiere de las otras creaciones en tres puntos: a) En vez de dar una orden a la materia prima, es el mismo Dios quien pone mano a la obra; b) Dios crea el hombre según su imagen y semejanza; c) el hombre es constituido Señor de toda la creación visible.
El final del Gn 1. 31 nos dice: “Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno…”. Somos un don, un regalo de Dios, los unos para los otros.
Después de leer estos versículos, a mí, me queda claro que Dios creo al hombre por puro amor, y le dio como destino no solamente una existencia natural, sino que, movido por su afecto paternal, le hizo participe de la misma vida divina. Dios tiene un Plan para el hombre, desde que lo pensó dentro de sí mismo. Un Plan donde invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio.
La Sagrada Escritura, nos habla del plan de Dios para su pueblo escogido y para cada uno de los miembros del pueblo, cada persona e individuo. Desde toda la eternidad llega hasta nosotros la Palabra de Dios para anunciar con gozo su gran amor por toda la humanidad. Cristo, palabra del Padre, se encarna para proclamar este mensaje. Es la misión de Jesús: “que resuene en toda la tierra que Dios nos ama”. Es la misma misión que nos ha encomendado a todos y cada uno de nosotros el Señor: “ser mensajeros de su Palabra”.
Dios, nos llama a ser colaboradores en su designio de amor, a salvarnos; la forma y el modo depende de la respuesta libre de cada uno, pues Dios quiere lo mejor para sus hijos, que seamos felices desde lo que se nos ha dado, nuestros dones y carismas, para realizarnos, desde ahí la diversidad en el cómo podemos salvarnos, dones que nos da el Espíritu Santo.
¿Quién nos puede ayudar a comprender el Plan de Dios? La Iglesia católica puede ayudar a los miembros a llevar a cabo el plan de Dios, ya que nos proporciona los sacramentos y la formación para llegar a ser más semejantes a Cristo.
Actualmente, el Papa Francisco ha reconocido la situación difícil por la que atraviesa el mundo, y con una mirada de la realidad, desde la mirada de Dios, invita a la Iglesia, a descubrir las luces y sombras que hay en nuestro camino, y también a reafirmar las alegrías y las esperanzas que están en nuestro interior como un deseo, pero también manifestadas en nuestras comunidades. Además de contemplar las batallas que muchas veces prueban profundo sufrimiento, para reafirmar a nuestra comunidad en la fe, alentarla en la esperanza.
Se ha invitado a los Obispos de las Diócesis a realizar un examen de conciencia para ver si nuestras parroquias atienden a los temas que están más latentes en nuestra realidad parroquial, (Cfr. Luc 13,20). Se tiene especial preocupación por la transformación que se está dando en el ser humano y que desfigura la imagen y semejanza de Dios plasmada en cada persona. (Cfr. EG 55).
Te invito a acercarte a tu parroquia y preguntes por el ll Plan Diocesano de Pastoral. Así mismo te invito el 19 de octubre a las 9:30 de la mañana a participar en la marcha misionera, para la proclamación del ll Plan Diocesano de Pastoral. Porque “Con Jesús y la Inmaculada Concepción, caminamos en comunión”.
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