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En su homilía de este domingo XXIV del Tiempo Ordinario, monseñor José Armando Álvarez Cano reflexionó sobre la importancia de vivir una fe auténtica, una fe que no solo se manifiesta en palabras, sino en obras concretas. Durante la Eucaristía, el obispo destacó la necesidad de que los cristianos demuestren con sus acciones lo que creen, recordando que una fe sin obras es una fe estéril.
"Muchas veces nos han dicho, o nos han señalado, que vamos a misa y seguimos comportándonos igual, enojones o indiferentes", comentó el obispo al inicio de su mensaje, refiriéndose a cómo a veces los cristianos no reflejan en su vida diaria el amor. de Cristo.
Monseñor Álvarez citó la carta del apóstol Santiago, que nos invita a preguntarnos: "¿De qué sirve decir que uno tiene fe si no tiene obras?". El prelado enfatizó que la fe debe dar frutos, y esos frutos son las obras que hacemos en favor de los
"Es cierto que no son las obras las que nos salvarán, sino la fe en Jesús, pero esa fe debe manifestarse en nuestra vida diaria", explicó.
"Estamos llamados a que nuestra fe actúe, a que se vaya manifestando poco a poco y dé Monseñor Álvarez también reflexionó sobre el evangelio del día, donde Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?".
Mientras algunos respondieron con opiniones populares, como que Jesús era Juan el Bautista o uno de los profetas, fue Pedro quien, al decir "Tú eres el Mesías", expresó una verdad profunda, aunque no comprendió completamente el significado del sacrificio que "Pedro mostró su debilidad cuando intentó persuadir a Jesús de evitar la cruz", señaló el obispo, recordando las palabras de Cristo: "Apártate de mí, Satanás, porque no piensas como Dios, sino como los hombres". Esta frase, dijo monseñor Álvarez, nos invita a reflexionar sobre si nuestra fe está basada en una imagen falsa de Dios o en la verdadera entrega y sacrificio que exige él.
El obispo concluyó su homilía haciendo un llamado a la comunidad a responder en su corazón la pregunta que Jesús hace: "¿Quién dice que soy yo?". "Podemos recitar lo que aprendimos en el catecismo", dijo monseñor Álvarez, "pero la pregunta más importante es qué representa a Jesús para cada uno de nosotros. ¿Vivimos una fe superficial, de costumbre, o una fe que transforma realmente nuestra vida?"
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