En un mundo marcado por desafíos y adversidades, la misión que Jesús nos encomienda se revela como un faro de esperanza y alegría.
Esta tarea trasciende las limitaciones terrenales, ofreciéndonos una visión de vida plena y victoria sobre la muerte. Inspirados por el amor triunfante de Cristo, somos convocados a difundir la Buena Noticia, recordando que la victoria ya está asegurada.
A través de la fe en esta realidad transformadora, encontramos el impulso para perseverar ante las dificultades y el dolor.
Esta victoria nos invita a abrazar una alegría profunda, capaz de iluminar cada aspecto de nuestra existencia, trascendiendo las circunstancias adversas.
En el corazón de nuestra labor radica la certeza de que el amor de Jesús ha vencido, brindándonos la fuerza y la esperanza para seguir adelante, llevando su mensaje de redención y vida abundante a todos los rincones del mundo.
Comentários