La Parroquia San Juan Bautista celebra la Consagración de su Altar en solemne ceremonia presidida por Mons. José Armando Álvarez Cano

La Parroquia San Juan Bautista, ubicada en la Colonia Enrique Cárdenas González, en Tampico, vivió un acontecimiento histórico al consagrar su altar en una ceremonia presidida por monseñor José Armando Álvarez Cano, obispo de la Diócesis de Tampico. La dedicación del altar, que representa un momento solemne para la comunidad, reunió a feligreses de la localidad para celebrar este rito sagrado.

Durante la homilía, monseñor Álvarez Cano explicó el profundo significado del altar en la tradición cristiana, subrayando que no se trata simplemente de un espacio decorado con imágenes religiosas, sino de un lugar destinado al sacrificio. "En la Biblia, un altar es un lugar donde se realiza un sacrificio, como cuando Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac, y Dios le detuvo la mano. El altar es un lugar donde ofrecemos nuestras vidas a Dios", explicó el obispo, recordando las antiguas prácticas del sacrificio expiatorio en el pueblo de Israel.

Monseñor Álvarez Cano también resaltó la centralidad del sacrificio de Cristo en la liturgia eucarística: "El momento más solemne de la Eucaristía es cuando el sacerdote pronuncia las palabras de Jesús: 'Este es mi cuerpo, esta es mi sangre', recordándonos el sacrificio de Cristo en la cruz por nuestra salvación". Además, indicó que la consagración del altar es un acto especial, ya que el altar queda dedicado exclusivamente al sacrificio de la Eucaristía, convirtiéndose en el corazón espiritual de la comunidad.

En la ceremonia, el altar fue ungido con aceite, simbolizando su consagración, y se utilizó incienso para purificar y santificar el lugar, un rito que, como explicó el obispo, se realiza "solamente con lo que es de Dios". "Este altar será el centro de esta comunidad, una comunidad eucarística que siempre se entregue al Señor", concluyó monseñor Álvarez Cano.

La consagración del altar en la Parroquia San Juan Bautista marca un nuevo capítulo para la feligresía local, destacando el llamado a ser una comunidad centrada en la Eucaristía y en el servicio a Dios.