¡CRISTO RESUCITÓ, ALELUYA!
Obispo de Tampico
Mons. J. Armando Álvarez Cano. Obispo de Tampico
El Navegando
La noticia de la resurrección de Jesucristo Hijo de Dios no aparecerá en los diarios más importantes, tampoco estará presente a ocho columnas en algún periódico, si acaso escondido en alguna cintilla de algún pequeño folleto quedará la reseña de este acontecimiento. Y es que en realidad tampoco fue noticia cuando esto sucedió históricamente, un hombre aparentemente insignificante con una doctrina nueva y que se hacía llamar Hijo de Dios fue ajusticiado por rencillas políticas y religiosas de su tiempo.
Para los creyentes del profeta de Nazaret fue una manera muy extraña de proceder por parte de Dios para salvar a la humanidad, el abajamiento total hasta una muerte de cruz entre malhechores bajo las burlas de sus enemigos. Nosotros hubiéramos querido que fuera de otra manera, que Dios manifestara su poder contra sus enemigos y rompiera la soberbia de lo que se creen dueños de las vidas y del destino de los pobres; que su poder quedara de manifiesto para que no hubiera duda de que existe un Dios poderoso y omnipotente. Pero Dios ha querido en su infinita sabiduría y misericordia escoger otro camino para acercarse a nosotros y salvarnos.
Hoy celebramos con gozo la resurrección del Señor, su triunfo sobre la muerte y la soberbia del enemigo, que nos enseña que el camino de la humildad, el servicio a los hermanos y una total fidelidad al Padre nos ha de conducir a una vida plena en Dios. En esta celebración de Pascua celebramos los cristianos la fiesta más importante de nuestra fe, en la cuál adquiere sentido y valor toda nuestra vida cristiana, el apóstol Pablo nos dirá: “Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación y vana es también nuestra fe”.(1Cor 15, 14)
En la resurrección de Cristo, adquieren sentido toda injusticia, traición, dolor y muerte, que nos lleva a ver desde otra mirada, la mirada de Dios, los acontecimientos del mundo, de nuestra vida familiar y personal, es desde aquí donde comprendemos que las cosas de la vida son pasajeras y que tienen ese misterio escondido en la vida de Jesús muerto y resucitado.
En esta maravillosa fiesta de Pascua todo es gozo y alegría para el creyente que, aunque seguimos viviendo en la precariedad de esta vida y sufriendo las situaciones difíciles de nuestra condición humana, disfrutamos ya desde ahora del triunfo de Cristo, pregustando el gozo de una vida nueva en Jesús. ¡Felices fiestas de Pascua para todos! Que la celebración de estos misterios que nos dieron vida renueve cada día más nuestra fe y nuestra esperanza.
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