El Papa Juan XXIII afirma que “Madre y Maestra de pueblos, la Iglesia católica fue fundada como tal por Jesucristo para que, en el transcurso de los siglos, encontrarán su salvación, con la plenitud de una vida más excelente”.
Por eso, la enseñanza de la Iglesia, “Madre y Maestra”, no se refiere únicamente al ámbito espiritual, sino a todas las dimensiones de la vida humana. Al respecto y en un momento marcado por conflictos y convulsiones políticas resulta pertinente preguntarnos qué es lo que la Iglesia pide de un gobernante.
Al respecto, el Papa Juan XXIII afirma que “Una sociedad bien ordenada y fecunda requiere gobernantes, investidos de legítima autoridad, que defiendan las instituciones y consagren, en la medida suficiente, su actividad y sus desvelos al provecho común del país” (PT 46).
Así mismo, la enseñanza de la Iglesia resalta aspectos importantes de la visión que debe tener un gobernante:
1. Moral. En la Encíclica Pacem in Terris, el Papa Juan XIII afirma que “la autoridad consiste en la facultad de mandar según la recta razón” por lo que la autoridad debe estar subordinada al orden moral.
2. Solidaridad. En el Discurso de San Juan Pablo II en el jubileo de los Gobernantes, se puntualiza la Solidaridad y el servicio como formas de “vencer el egoísmo de las personas y las naciones, lo que debe crecer en el mundo es el espíritu de solidaridad”
3. Bien Común. El Catecismo de la Iglesia Católica (1903) precisa que “la autoridad sólo se ejerce legítimamente si busca el bien común” por lo que la persona humana está en el centro de toda acción política.
De acuerdo a lo anterior, un Gobernante debe tener principios morales probados, debe poner especial atención en fomentar la solidaridad y velar por el bien común y la dignidad de la persona.
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