Este domingo, más de 1,500 fieles participaron en la Marcha Misionera del mes de octubre, una jornada que congregó a las parroquias del Decanato de Ciudad Mante. La marcha contó con la presencia de grupos como la Infancia y Adolescencia Misionera, la Unión de Enfermos Misioneros y la Liga Misional Juvenil, además de varios grupos parroquiales y otros invitados.
La marcha comenzó en el entronque de Ciudad Mante y avanzó hacia la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en el centro de la ciudad. Al finalizar, los participantes se reunieron en torno a la Celebración de la Santa Eucaristía, presidida por Mons. José Armando Álvarez Cano, Obispo de la Diócesis de Tampico, quien en su homilía alentó a los fieles a asumir con entusiasmo su misión evangelizadora.
Durante su mensaje, Mons. Álvarez Cano destacó el lema de la jornada misionera, “Vayan, inviten a todos al banquete”, haciendo eco de las palabras del Papa. Dirigiéndose a los niños presentes, expresó: “Aquí hay muchos niños, a ver, levanten las manos... La invitación es para que los niños vayan e inviten a todos al banquete”. También exhortó a las familias y matrimonios a seguir este llamado, resaltando que “faltan muchas familias por conocer a Jesucristo”.
En su mensaje, el Obispo reflexionó sobre el papel de los misioneros y la importancia de la evangelización en todo contexto. Inspirado por el Evangelio del día, compartió la historia del ciego que recupera la vista y señaló: “Cristo le pregunta: ‘¿Qué quieres que haga por ti?’, y el hombre respondió: ‘Que vea, Señor, que vea’. Así también pedimos en las misiones: que veamos la necesidad de tantas personas que requieren de Cristo”. Subrayó, además, que el llamado misionero no es solo para aquellos que viajan a tierras lejanas, sino que debe vivirse “entre amigos, hermanos, vecinos, familia y compañeros de trabajo”.
Monseñor Álvarez Cano también exhortó a vencer la vergüenza de hablar sobre Dios: “A veces nos da vergüenza hablar de Dios... tenemos que decir: ‘Dios, danos el valor de hablar de ti’”. Concluyó invitando a la comunidad de Ciudad Mante a reavivar su espíritu misionero, especialmente entre los niños, y a compartir “la alegría de nuestra fe” como un compromiso bautismal: “Todos por nuestro bautismo somos misioneros, tenemos una misión que cumplir”.
La jornada culminó en un ambiente de fe y compromiso misionero, en el que los asistentes renovaron su vocación de llevar la buena nueva de Jesucristo a todos los rincones de su comunidad.
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