Mons. José Armando Álvarez Cano
Navegando/Tampico
No hay día que no llegue y fecha que no se cumpla, este domingo todos los ciudadanos de este país tenemos una cita con la democracia y la oportunidad de construir juntos la sociedad que todos queremos y anhelamos. Dejemos de lado prejuicios respecto a la política, desaliento, flojera, venganzas e ideas que se han ido anidando en nuestro interior que impiden participar y dejar en manos de otros el destino de nuestro país. Es necesario tener presente en este día la gravedad del momento que estamos viviendo, nos encontramos en una situación histórica realmente difícil para nuestro país, todos tenemos la impresión, y también así lo demuestran los números en varios aspectos de nuestra vida social, de que desde hace algunos años hemos retrocedido en violencia, muertes, corrupción, desigualdad, servicios públicos como la educación, la salud, trabajo, etc., y todo esto no es obra de la casualidad ni de ningún castigo divino, sino de malos gobiernos y el desinterés de todos como ciudadanos en los aspectos públicos de nuestra sociedad.
Es muy importante pensar y razonar nuestro voto, no dejarnos llevar sólo por la imagen o por discursos que pueden escucharse muy bonitos, sino por aquellos candidatos que realmente representen mis intereses y valores como persona, que avalen su trayectoria política con la congruencia de una vida honesta, recta, de trabajo y servicio a la comunidad. Tomar en cuenta que nuestro país no se construye de la noche a la mañana y que no sólo es pensar en este momento y en los beneficios personales que yo pueda tener, sino en lo que queremos para los hijos y las futuras generaciones.
La participación con nuestro voto es un derecho que tenemos como ciudadanos, pero también una responsabilidad muy delicada que debemos ejercer y realizar, porque muchas veces nos hemos lamentado de la situación que vivimos y los malos gobiernos, pero no nos damos cuenta que nosotros les damos ese poder, ya sea con nuestro voto o con nuestra abstención dejando de hacerlo, y muchos de ellos se aprovechan de esta circunstancia ofreciendo durante su campaña cosas irrealizables y ridículas, sabiendo que nadie le pedirá cuentas de sus promesas.
Este domingo 6 de junio tiene que ser una fiesta democrática de participación ciudadana y de madurez social, una vez pasado este proceso electoral tendremos que asumir los resultados con responsabilidad, porque aquí no hay ganadores y perdedores, sino ciudadanos conscientes de que se trata de un ejercicio democrático para construir juntos la nación que anhelamos.
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