UNGIDOS Y ENVIADOS: UN PRESBITERIO UNIDO CAMINA COMO PEREGRINO DE ESPERANZA
- Jesús Priciliano Jiménez Tapia
- hace 38 minutos
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Tampico, Tam. - Este martes, la Catedral de Tampico se llenó de fe y esperanza al celebrar la Misa Crismal, presidida por Monseñor Oscar Efraín Tamez Villarreal, Administrador Apostólico y obispo de la Diócesis de Victoria. Más de 70 sacerdotes de la Diócesis de Tampico, junto a cientos de fieles, participaron en esta sagrada Eucaristía, donde se renovaron las promesas sacerdotales y se bendijeron los santos óleos.
Monseñor Tamez Villarreal, en su homilía, recordó a los presentes que "Todos nosotros desde el bautismo y quienes participamos del sacerdocio ministerial somos un pueblo ungido por el Señor, un pueblo consagrado, un pueblo de Dios y para el mundo".
Invitó a reflexionar sobre la pertenencia al pueblo de Dios y la consagración a través del bautismo, y a agradecer por el don del sacerdocio ministerial.
"Dios ha puesto todos sus tesoros, los sacramentos y las gracias. Ha puesto las almas que son lo que más quieren, a los que más ha amado más que a sí mismo y que él ha redimido con su sangre", afirmó el obispo, recordando a los sacerdotes la responsabilidad que Dios les ha encomendado.
En un tono esperanzador, Monseñor Tamez Villarreal invitó a los sacerdotes a ser "Peregrinos de Esperanza" y a servir con alegría a la Iglesia y al pueblo de Dios. "El espíritu del Señor está sobre nosotros. Hemos sido ungidos y hemos sido enviados", recordó, enfatizando la importancia de la misión sacerdotal.
El obispo también hizo referencia a las palabras del Papa Francisco,
"El sacerdote debe de tener parresía, es decir, la valentía, el coraje de luchar por ser plenamente lo que es hacer profesionalmente lo que es por encarnar a Cristo No te pido que lo saques del mundo, ora Jesús en el Evangelio de Juan en esa hermosa oración sacerdotal, sino que perseveren del mal" y añadió. "Queridos hermanos, vivimos en el mundo, pero siguiendo el modelo del buen pastor. El Papa Francisco también nos dice que el orden sagrado nos configura a semejanza de Cristo, Cabeza y Pastor, esposo del pueblo de Cristo. Por eso somos pastores, no jornaleros. Y lo que el pueblo de Dios espera de nosotros son las actitudes del Buen Pastor.
Monseñor Tamez Villarreal concluyó su homilía con un llamado a la unidad del presbiterio, "No es posible existir como sacerdote al margen del presbiterio. Desligado, desvinculado de los demás, del cuerpo sacerdotal. Eso empobrece, nos aísla. El sacerdocio es para los demás y solo se alcanza dentro de un presbiterio y sirviendo al pueblo de Dios".
La Misa Crismal fue un momento de profunda espiritualidad y esperanza, donde el presbiterio de la Diócesis de Tampico renovó su compromiso con el servicio a la Iglesia y al pueblo de Dios. La presencia de los candidatos al diaconado permanente y los seminaristas en casa (SEMFAM), fue un signo de la continuidad de la vocación sacerdotal en la Diócesis.
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Monseñor Óscar Efraín Tamez Villarreal, Administrador Apostólico de la Diócesis de Tampico, comentó en una entrevista al finalizar la Misa Crismal de este martes que el proceso para nombrar un nuevo obispo puede durar entre 10 meses y un año o más. La nunciatura ya está en marcha y se iniciarán las consultas correspondientes.
Ha destacado la importancia de continuar con Segundo Plan de Pastoral desarrollado por Monseñor Álvarez, y ha asegurado que los sacerdotes de la Diócesis han realizado un gran trabajo.
El Administrador Apostólico ha enfatizado que su rol no cambiará el curso de la diócesis, y que el nuevo obispo deberá sumarse al camino ya establecido.
En cuanto a la cantidad de sacerdotes en la diócesis, Tamez Villarreal ha mencionado que hay alrededor de 120 sacerdotes diocesanos y entre 24 o 26 sacerdotes religiosos.
¿Qué es la Misa Crismal?
La Misa Crismal es una de las celebraciones litúrgicas más solemnes y significativas del año para la Iglesia Católica. Se lleva a cabo, tradicionalmente, en la mañana del Jueves Santo, aunque por razones pastorales puede celebrarse en otro día cercano de la Semana Santa. Preside esta misa el obispo, quien convoca a todo su presbiterio, es decir, a los sacerdotes de la Diócesis, junto con los fieles, en un signo profundo de comunión eclesial.
En esta celebración, el obispo consagra el Santo Crisma (aceite perfumado que se usa en los sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y consagración de altares e iglesias) y bendice los Óleos de los Catecúmenos y de los Enfermos, que serán utilizados a lo largo del año en todas las parroquias de la Diócesis.
Este rito tiene una riqueza espiritual única, pues en él se manifiesta la unidad del Cuerpo de Cristo: el obispo como signo visible de Cristo cabeza, y los presbíteros como sus colaboradores en el ministerio sacerdotal. Durante la misa, los sacerdotes renuevan las promesas hechas el día de su ordenación, lo cual es un momento profundamente emotivo y de gracia, tanto para ellos como para el pueblo de Dios.
Significado espiritual
La Misa Crismal nos recuerda que Cristo es el Ungido del Padre, el Mesías, y que por medio de Él, todos los cristianos hemos sido ungidos con el Espíritu Santo para ser luz del mundo y sal de la tierra. Participar en esta misa nos permite renovar nuestra vocación bautismal, sabiendo que hemos sido consagrados para amar, servir y testimoniar el Evangelio en medio del mundo.
El óleo bendecido y el crisma consagrado se convierten en signos visibles de la misericordia y la gracia de Dios que se derraman sobre su pueblo. En ellos vemos reflejado el rostro tierno y cercano del Padre que unge las heridas del corazón, que fortalece a los débiles y que consagra para la misión.
Asistir a la Misa Crismal es entrar en el misterio del amor que unge y envía; es vivir un momento de comunión profunda con la Iglesia universal y con la Iglesia local, y es también una oportunidad para orar con fervor por nuestros sacerdotes, para que el Señor los fortalezca en su entrega diaria.